En este texto Chomsky analiza el papel de los medios de comunicación en el desarrollo de los conflictos sucedidos en la península de Indochina en los años 50, modulando el papel del gobierno y ejército estadounidense en la región hasta formar una historia oficial del conflicto adecuada a sus intereses en lo que constituye un ejemplo del modelo de propaganda.
Uno de los ejemplos está en el caso de Laos durante la década de los 60 en el marco del fracaso estadounidense intentando estabilizar la situación en Laos y mantener el control de la región frente a fuerzas de izquierda. Sin embargo, el conflicto acabó derivando en una guerra abierta. En este periodo, la cobertura informativa dentro de los Estados Unidos se concentró en presentar las acciones bélicas de su ejército como ataques limitados a territorios limítrofes con Vietnam para controlar el avance de las guerrillas. Pero se obvió los numerosos ataques contra la sociedad civil en el norte de Laos más allá de zonas de infiltración, que como se constataría después habían destruído por completo grandes áreas rurales del norte de Laos, y sí habian sido reportados fuera de los EEUU. A pesar de que la información llegó a hacerse conocida, los EEUU negaron los hechos, empleando la cobertura manipulada para formar una historia de éxito de la intervención estadounidense.
El en caso del genocidio en Camboya, la cobertura informativa venía instrumentalizada según las necesidades de la guerra estadounidense contra los vietnamitas. Aliados “sigilosamente” con Pol Pot, los medios contribuían a pintar una Camboya víctima de los desmanes de las guerrillas vietnamietas, a Pol Pol como “un líder carismático” y la revolución de los Khemer como “sangrienta pero próspera” y no causante de “excesiva brutalidad” a los campesino. Más adelante, cuando el genocidio camboyano salió a la luz, los medios se utilizaron para eximir de responsabilidad a los estadounidenses cuyas acciones, a la luz de estudios posteriores, prácticamente podían considerarse como las principales causantes de buena parte de los desastres ocurridos en Camboya.
En ambos casos, tras las dos primeras fases se enmascaraban los hechos reales que ocurrían en paralelo (y a menudo como consecuencia) a las acciones bélicas que los Estados Unidos juzgaba oportunas en base a sus propios intereses, ofreciendo información abstracta que ignoraba los testimonios de víctimas, refugiados. A medida que la información llegaba a filtrarse el enfoque de los medios cambiaba, asumiendo la existencia de genocidios, masacres, etc. pero intentando manipularlos de forma que EEUU no asumiera su responsabilidad sino que se incorporasen a la historia oficial historia añadiendo justificaciones. En este propósito, uno de los mecanismos empleados era utilizar el componente emocional recurriendo a los testimonios de víctimas antes obviados.